
El problema:
Estudios indican que solo el 50% de los chilenos tienen comprensión lectora funcional. Según la encuesta CASEN el índice de pobreza se duplica en sectores rurales. Esto, sumado a que las bibliotecas públicas se encuentran mayoritariamente en zonas urbanas, dificultan el acceso a la lectura de quienes habitan localidades rurales, generando una brecha enorme en las habilidades de lecto-escritura, especialmente en niños/as.

La idea:
Implementar bibliotecas comunales auto gestionadas por los beneficiarios, para generar acceso directo a contenido cultural y propagar espacios de interacción cultural.
